domingo, 12 de febrero de 2012

Protegidos por 4.3 pulgadas.

Recuerdo viajes en tren hace años, cuando rondaba yo los 19, viajes largos, nocturnos, en los que conocías gente, descubrías personas interesantes y tal vez hasta hacías algún amigo, pero lo que era seguro era que hablabas con quien te rodeaba.

Este fin de semana he tenido dos viajes en tren de 6 horas cada uno, ida y vuelta a Tarragona, y he confirmado algo que en el fondo ya sabia. La tecnología que tanto nos facilita algunas cosas, que tanta compañía nos hace y que fue diseñada en parte para facilitar las comunicaciones, contribuye a aislarnos totalmente de nuestro entorno. Ya no hablamos con la gente que nos rodea, solo la observamos desde encima de nuestra pantalla protectora, no digo ya que intentemos entablar conversación con alguien que viaja tres filas delante nuestro, sino que apenas si miramos a quien esta sentado inmediatamente nuestro lado.

En los dos viajes a la cafetería del tren, he perdido la cuenta de smartphones, tablets, portátiles y libros electrónicos que he visto...
¿Nos hemos vuelto totalmente asociales? ¿O simplemente es que ya no tenemos curiosidad por lo que nos pueda contar un desconocido con el que tal vez compartamos mucho más de lo que nunca llegaremos a  saber?
Tal vez sea que nos sentimos más seguros y protegidos tras 4.3 pulgadas.

P.D. Para quien lo dude, si, yo he escrito esta entrada desde mi Galaxy...

1 comentario:

  1. Con lo bonito que es hacer alguna amistad en el tren. Enseguida se van a perder las míticas conversaciones como: " que tiempo hace hoy ,eh!" "¿ que hora es?"

    Esas conversaciones que te dan los jubilados en el tren...
    resumiendo antisociales

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