martes, 27 de marzo de 2012

Día en la carretera.

Hoy en lugar de contaros una sensación o pensamiento, os voy a resumir lo que fue la Primera ruta de día completo de la Asociación Motorista Mas Curvas de este 2012 que acaba de entrar en primavera.

Sábado 24 de Marzo; nos levantamos prontito, sobre las 09:00. Hay que preparar los bocadillos para comer (y para merendar como descubriríamos más tarde) y quitarle los dos dedos de polen a la moto (pequeños inconvenientes de la primavera) antes de salir hacia la sede de la asociación.
Al llegar ya tenemos a los habituales esperando. Nos tomamos un cafecito y ultimamos detalles mientras se nos unen los más rezagados, que llegan justo cuando empezamos a cerrar el local. De Durango partimos aproximadamente 40 motos, con la intención de parar en la estación de servicio de Ugaldebieta para recoger a la gente de la zona de Bilbao que nos quisiera acompañar.

Ojipláticos nos quedamos todos al llegar, y ver que nos estaban esperando alrededor de 60 motos. La llamada del buen tiempo reinante, y el boca a boca habían hecho que nuestra invitación fuera aceptada por una increíble cantidad de gente.

Minutos después, ya recompuestos del susto inicial, volvemos a ponernos en marcha por la A-8 hacia Laredo. Todo un espectáculo para la vista, tanto la fila de motos circulando delante de mi, como las caras de los conductores que venían en sentido contrario.

Una vez pasado Laredo, salimos de la Autovía y nos dirigimos al interior de tierras cántabras, hacia Ramales de La Victoria. En este punto del camino, una de las personas mas pintorescas que nos acompañan (en esta ruta y en casi todas las que hacemos), nuestro querido Enrique, empieza a tener problemas con la moto (una Yamaha que ya era vieja cuando Matusalén iba a la escuela) y se va descolgando del grupo. Karry y yo que vamos de "moto escoba" en esta ocasión, adecuamos nuestra velocidad a la suya, marco las luces de emergencia, y al grito de "Enrique para en el siguiente cruce que va a explotar" veo pasar a mi lado no uno, sino tres pueblos, hasta que al final la moto decide que el siguiente repecho no lo va a subir. En este punto tengo que admitir que un par de acciones desinteresadas de dos Moteros que nos vieron parados y se detuvieron a preguntar si podían hacer algo, me devolvieron ligeramente la fe en la solidaridad motera que había perdido semanas antes.
Dejamos a nuestro querido aventurero en el Gnomo glotón, un bar perdido de la mano de Dios en Gibaja, mientras nos dice que nos vayamos, que el lleva toda la vida andando solo en moto y que no se va a perder.

Continuamos Ruta, y alcanzamos al resto del grupo en La Gandara. Bueno, a la mayor parte de ellos, algunos a estas alturas han decidido que ya llevan bastantes Kilómetros y o bien se han quedado a tomar algo en Ramales de la Victoria tranquilamente como Eloy, Manolo y algunos más, o bien nos saludan en la carretera mientras vuelven hacia casa.

Comemos en un merendero situado al lado del nacimiento del río. Un lugar tranquilo, con estupendas vistas y un bar (cuyo dueño todavía debe estar recuperándose del susto inicial) para tomar un cafecito después del bocata, que nunca viene mal. 

Tras saludar formalmente a la gente que se nos había unido en Ugaldebieta, hacer un par de fotos y descansar un rato, avanzamos hacia el portillo de la Sía; un pequeño puerto a 1200 metros que nos introduce en la provincia de Burgos. de aqui nos dirigimos a Las Machorras (curioso nombre para un pueblo) y seguimos el camino hacia El portillo de Lunada, 1350 metros de altitud, y otra vez entramos en Cantabria. 
Espectacular el descenso del puerto por el lado cantabro, abundante nieve en las cunetas, agua del deshielo en la carretera de apenas 3 metros y ni un solo guardarrail o muro que te impida saltarte dos o tres curvas de una vez si te despistas.

Tras pasar por el puerto del Caracol (825 m.) y el puerto de la Braguia (720 m.), paramos a repostar y a tomar algo en Vega de Pas. En la gasolinera risas y anécdotas varias mientras la pobre mujer llena el deposito de unas 60 motos, con un único surtidor. Un trago en un bar del pueblo, y seguimos ruta. Aqui nos despedimos de amigos y acompañantes, ya que no habrá más paradas y cada uno se irá desviando hacia su domicilio.




Ascendemos por Estacas de Trueba (1154 m.), otra carretera estrecha y bonita, rodeada de nieve y pequeñas cascadas creadas por el agua del deshielo, eso si, en manga corta, que hace sol y se tiene que notar que somos del norte.

Sin más paradas nos dirigimos hacia Bilbao, por Balmaseda y de aqui a Durango otra vez. Al llegar a la sede de la Asociación Motorista Mas Curvas a las 19:30 aproximadamente. Sacamos algo para beber, descansamos mientras reimos entre amigos y tras merendar lo que nos habia sobrado del pequeño bocadillo, cada uno a su casa a descansar después de un Magnifico día de ruta, buen tiempo y mejor compañia.





En la sección de Rutas os dejo un mapa por si alguien quiere conocer los caminos antes descritos. 

domingo, 11 de marzo de 2012

Para ir a cenar...


Cuando empecé con este Blog, escribí una pequeña introducción avisándoos a todos los posibles lectores sobre que trataría este espacio. En esa introducción os "amenazaba" con hacer alguna critica gastronómica y aquí esta la primera...

Foto: http://xirimirijatetxea.com/
Este pasado viernes no tenia demasiadas ganas de cocinar, así que le plantee a Karry cenar fuera. Decidimos cenar en el Xirimiri, cafetería / restaurante que hay en Muntsaratz (Abadiño), ya que la semana pasada estuvimos comiendo unos pintxos (a buen precio por cierto) y nos pareció interesante.

El sistema que tienen para las cenas (y supongo que también para las comidas) es curioso. En la barra están las cartas, allí mismo eliges y haces el pedido. Después de haberte cobrado, te dan un disco que vibrará cuando debas ir a recoger tu pedido... me pareció simpático.

Entrando en materia:
Como entrante pedimos patatas fritas y Nachos. Como platos principales una pizza Bolognesa y una parrillada de verduras, todo ello acompañado de una botella de Marqués de Vitoria.

Los entrantes nos los sirvieron prácticamente al instante, a una temperatura correcta y en cantidad más que aceptable, sin llegar a excesiva. A los pocos minutos, el disco comenzó a vibrar y teníamos listos los platos principales. La pizza de un tamaño mas que correcto, con una masa fina y crujiente, un buen reparto de ingredientes, y una temperatura que permitía seguir con la conversación y los entrantes sin miedo a que se enfriara. La parrillada de verduras, variada, con tomate, espárragos, champiñones, cebolla, calabacín y un "mix" de pimientos; muy buena presentación y en su punto, tanto de sabor como de temperatura.

Como conclusión;  la relación calidad - precio me pareció muy buena (toda la cena incluyendo la botella de Crianza no llego a 35 Euros), la calidad de la comida, aunque sencilla me pareció buena. El ambiente en el local lo ponía una música "Chill - Out" que me habría parecido adecuada, de no ser por el volumen, excesivo para mi gusto. El hecho de que la mesa te la tuvieras que preparar tu, le quita algún punto.

En definitiva, y teniendo en cuenta que ni soy ni pretendo ser un experto en la materia, yo le doy un 6.5 sobre 10. Muy posiblemente repetiré experiencia.

¿Solidaridad Motera?

Este ha sido un fin de semana movidito. Cenas, comidas, partidas a juegos de mesa hasta bien entrada la noche, desplazamientos en moto, actividades para el pueblo y alguna cosita más. En general ha estado bien, pero ha habido un detalle, que me ha dejado con un pequeño pesar. Algo que sin llegar a ser grave, se podría decir que me ha hecho ver algunas cosas de forma ligeramente diferente a como las veía; me explico:

El sábado había quedado a comer con unos amigos y como el día salio bonito, decidimos ir a la cita en moto (con el buen tiempo siempre es de agradecer). A pocos Km de casa, una pequeña avería sin importancia me hizo parar en la cuneta, sacar las herramientas que siempre llevo en la moto, y sin mayor preocupación ponerme a repararla mientras hablaba con Karry.

Imagen: Joe Bar Team
Siempre se ha hablado de la "Solidaridad Motera", ese sentimiento compartido por aquellos que disfrutan de las dos ruedas, ese sentimiento que hace sacar la mano del manillar y saludar al que viene de frente, ese sentimiento que hace que si ves una moto parada en un arcén y un motero toqueteando a la altura del motor, pares a preguntar si necesita ayuda (aunque sepas que no podrás ayudarle, paras y preguntas...).

Eso pensaba, hasta que siendo yo quien estaba en la cuneta, no pocos moteros pasaron a mi lado (ya fuera en grupo o solos, montando todos los tipos de moto habidos y por haber) y ninguno de ellos hizo más que, a lo sumo, saludar...

Conozco a más de uno que sin saber quien soy, habría parado sin dudar; también conozco a más de uno que incluso conociéndome se habría limitado como mucho a saludar... pero que queréis que os diga, prefería tener en mente el ideal de la "Solidaridad Motera" y la verdad es que el sábado, en esa cuneta, noté como en mi interior ese ideal tomaba una imagen algo más realista...